La humanidad

“Habitante de la Tierra, me comprometo a contribuir a la construcción de la Humanidad, capaz de salvaguardar la vida de la Tierra para todos sus habitantes, al servicio de las generaciones futuras”.

La Tarjeta de Identidad Mundial “Habitante de la Tierra” (CIM): un reconocimiento simbólico de los principios fundamentales de la convivencia.

Durante los últimos cuarenta años, los seres humanos han sido doblemente despojados de su humanidad:

• Sobre todo como ciudadanos, por el hecho de que los seres humanos se han convertido en sujetos de propiedad “patrimonial” exclusiva de los Estados “nacionales”. Estos han derrumbado la ciudadanía – y la humanidad – al restringirla a la identidad nacional y someterla a la discreción de los poderes de las oligarquías nacionales. Si un ser humano no tiene un adjetivo “nacional” unido a ciudadano, no existe como tal, es apátrida, no es “uno de nosotros”.

• Segundo, como personas, por el hecho de que el ser humano ha sido reducido al rango de “recurso humano” al servicio de los intereses de los dueños y comerciantes del capital financiero. 

Al emitir el CIM, el Ágora de los habitantes de la Tierra reconoce dos principios fundamentales clave para “vivir juntos”:

• Todos los seres humanos somos habitantes de la Tierra, antes de ser amarillos, blancos, negros o mestizos, etíopes, afganos, colombianos, chinos, quebequenses, indios, franceses o belgas…

• Vivimos todos en el mismo lugar: la Tierra es nuestra “casa común” de la que nadie puede ser legítimamente excluido por nadie, ni siquiera por las más altas autoridades políticas, económicas, sociales y morales del mundo.

En última instancia, se invitará a los municipios, las primeras formas modernas y básicas organizadas de comunidades humanas, a emitirlo.

Une délivrance à la demande de citoyens conscients et engagés

Aujourd’hui, plus de 60 millions d’êtres humains errent de par le monde à la recherche d’un lieu où habiter, et des milliards de personnes sont reléguées dans des lieux d’exclusion et d’appauvrissement. 

Plus que jamais, le parcours à construire est de « passer du ‘je’ réduit au ‘nous’ élargi » (*) dans la direction d’une Humanité consciente de devoir agir en tant que communauté et d’assumer la responsabilité de l’intégrité et de la régénération permanente de la vie de la Terre. (*) Alessandro Andreatta, Maire de Trente (I)

En délivrant la Carte “Habitant de la Terre” aux personnes qui résident sur leur territoire et qui la leur demandent, les communes expriment une vision qui va au – delà de la conscience individualiste de la vie, des droits, du futur et, en même temps, renforcent l’importance de la prise de responsabilité collective par rapport à la sauvegarde et au soin de la vie globale de la Terre et de tous les habitants, y compris les autres espèces vivantes.

Le fait de demander sa Carte “Habitant de la Terre” est un acte de conscience, d’espérance, d’engagement personnel : par principe, la Carte sera délivrée uniquement sur demande expresse.